quedaron a las once en punto, para ir a pedir
de en por las del barrio.Cuando el
marcó las once, llegaron todos disfrazados, uno de
,otro de, y los demás de y de
.La verdad, es que daban mucho miedo.
La gente les dio muchos,y estaban muy felices,pero se estaban acercando a una adonde decían que vivía una familia muy rara. Creían que la señora era unay que no le gustaban los niñosCon mucho cuidado, se acercaron a la terrible
pero ninguno quería entrar. En el jardín, había un
terrorífico y a sus pies, unaque los seguía con su mirada. Por las ventanas parecían verse
y la , que estaba abierta, dejaba ver la donde la,seguramente hace sus pócimas, pero se armaron de valor y entraron. Nada más hacerlo, aparece un
que les dio un susto de muerte. Corren a esconderse, pero al entrar en la cocina ven a la . Se pusieron a gritar y a llorar, pero entonces, la señora disfrazada de
les abrió un lleno de monedas de chocolate. Ellos entendieron que no eran tan malos y la y el
le dieron las gracias por atreverse a entrar, ya que a ellos le gustaban mucho los niños y nunca les visitaba ninguno.
Y cibercolorín, cibercolorado, este cuento, se ha terminado
Manuel Pérez Manzano
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