domingo, 25 de octubre de 2009

"Profe"

Lo que viene a continuación me llegó al correo electrónico. Estoy totalmente de acuerdo con lo que escribe, y le pido disculpas por atreverme a publicarlo.

Detectar caries, problemas de oído, pies planos, personalidad, carencias afectivas… y cuando llegas a tu casa con intrusillos en la cabeza… ¡¡piojos!!

Hacer de papá y mamá con niños carentes de afecto, y no tener derecho a que eso te afecte. Llevar a curar a Enrique y dejar al resto de la clase sin atender. Hacer mil y una reuniones para aclarar a padres, madres y alumnos que la administración no enviará un sustituto.

Ir de colonias o de viaje de estudios, trabajar 24 horas al día por la cara, ser responsable de todo lo que pasa y, además, pagar el canguro para tus hijos, conocerles a todos (por nombres y apellidos), motivarles y orientarles. Hacer, restaurar, plastificar… el material de clase. Documentarte, programar clases, preparar el material, ver las novedades editoriales, hacer entrevistas a las familias, y, por la noche, corregir exámenes y ejercicios. Coordinarte con los ciclos, niveles y departamentos. Quererse reciclar en horario lectivo, y tener que hacerlo en tu horario libre y pagando.

Saber informática, psicología, dibujo, mantenimiento de edificios, mecanografía, levantar actas, libros de escolaridad, limpiar la multicopista, arreglar la fotocopiadora, desatascar el wáter, rellenar los papeles de la adscripción…

A esto hay que añadir el tener que hacer de psicólogo con los padres/madres, escuchando sus problemas de pareja, divorcios, cuernos, maltratos, alcoholismo… Sin tener uno mismo derecho a tener problemas pues como todo el mundo sabe, el profesor siempre es feliz, los problemas los tienen los demás. Además, normalmente, los profesores no deben esperar un agradecimiento o un reconocimiento por toda la labor hecha, hacer de padre-madre-psicólogo-cuidador-enfermero-educador… no merece un ‘gracias’ por todo ya que para eso nos pagan y sobre todo, para eso tenemos vacaciones… ¡¡muchas vacaciones!!

Tampoco hay que olvidar las amenazas de padres, los insultos e incluso agresiones… bueno, no sólo de padres, también de algunos niños, eso sí, sin tener ningún derecho a defenderse. Y Dios nos libre de hacerlo…

Y aún así, ¡amamos nuestra profesión!


Sé que lo escribió un tal Domingo, los apellidos los dejo ocultos. GRACIAS.

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